Un baño con aceites esenciales puede ser relajante o sedante, estimulante, tónico, afrodisíaco, productor de calor o frío. Puede aliviarnos los dolores musculares y las afecciones de la piel, y actuar como tratamiento o medida preventiva para numerosas afecciones físicas, dependiendo de el aceite que escojamos.
Hoy en día los baños resultan muy valiosos para reducir el estrés y son muy prácticos, ya que los podemos tomar en nuestra casa. Deciros que los baños pueden combinarse con cualquier otra forma de tratamiento, excepto la homeopatía, ya que algunos aromas intensos pueden antidotar los remedios homeopáticos.
«Un baño perfumado y un masaje aromatizado cada día son el camino hacia la buena salud». Hipócrates
El modo de preparar un baño es muy fácil: llenar primero la bañera con agua agradablemente caliente, y justo antes de entrar echamos unas 6 gotas de aceite esencial y agitamos con la mano para dispersar el aceite. Esperar justo antes de entrar a echar el aceites esencial, sino se perderá gran parte ya que son muy volátiles.
Podeís hacerlo también usando un aceite portador (aceite de almendras por ejemplo, si no teneís a mano vale el aceite de girasol) u otro diluyente como la leche en polvo, sal marina o incluso miel fluida; así evitaremos cualquier tipo de irritación. Coger una cuchara de leche en polvo, 6 gotas de el aceite esencial que habeis elegido y mezclarlo. Deciros que a parte de beneficiarnos de las propiedades del aceite también lo hacemos de la leche. Escoger el diluyente a vuestro gusto.
En caso de querer realizar un baño para un bebé, DILUIR SIEMPRE LOS ACEITES.
El aceite se extienda y forma una pelicula muy fina sobre el agua y cuando os metais en la bañera parte de este aceite se unirá a vuestra piel. El calor del agua ayudará a la absorción del aceite a través de la piel, y parte del aceite será inhalado. Unos 15-20 minutos es suficiente para que haga efecto.